Lenguaje inclusivo, la revolución del lenguaje

El lenguaje es la capacidad que tenemos para comunicarnos a través de signos lingüísticos. Es la capacidad que tenemos para poder expresarnos individual y colectivamente. El lenguaje es racional, el lenguaje es voluntario, el lenguaje es evolutivo. Las lenguas vivas tienen, valga la redundancia, vida. Cada palabra, cada estructura, tiene una voluntad, una razón y pueden morir como así también pueden evolucionar.

En la actualidad, grandes cambios se avecinan y es importante no ser indiferentes. Ahora bien, las revoluciones no le sientan bien a todo el mundo. Hay personas que tienen miedo a lo diferente y puede reaccionar a los cambios de diferentes maneras. Por eso es importante saber que ante una evolución lingüística, lo más importante es comprender las causas que impulsan el cambio, más allá de decidir aplicarlo o no.

Para entrar en contexto, es necesario remontarse un poco al origen del idioma español o castellano, porque claro, todo tuvo alguna vez un origen, un nacimiento. El español medieval poco tiene que ver con el idioma que hablamos hoy, y no solo con respecto a las palabras que usamos, sino también con respecto a los fonemas. Por ejemplo, la palabra hablar, originariamente era fablar. El lenguaje muta, el lenguaje se transforma y evoluciona, y eso hay que entenderlo, es natural.

Teniendo en cuenta eso, el lenguaje inclusivo es totalmente natural, y de hecho, no nació ayer, si no que el desdoblamiento viene pronunciándose desde hace aproximadamente 20 años y es ahora que comienza a tomar fuerza.

Primero, la gente que no se sentía identificada con el género masculino para realizar una generalización, comenzó a expresarse usando la X o el signo @, dejando el género del plural a libre interpretación del receptor. Pero con los años, esto no basto y surgió la necesidad de vocalizar esta falta en la lengua, decidiendo usar la letra E en vez de la O.

El lenguaje no sexista nace para erradicar el lenguaje androcentrista donde las minorías están excluidas. Las minorías están cansadas, las minorías ya no tienen miedo, las minorías quieren hacerse presentes, quieren ser escuchadas, respetadas y comprendidas.

La sociedad actual como la conocemos, está llegando a su fin y el lenguaje universal  masculino también. Las identidades de género han cambiado y una lengua que refuerce el poder masculino resulta obsoleta. Lo masculino siempre se ha impuesto debido a una construcción social en base a estereotipos. Las personas no somos universalmente masculinas y queremos ser visibilizados.

Desde el comienzo de la humanidad la mujer y cualquier género que no sea masculino fue oprimido y está opresión duró tantos siglos que hoy la vemos naturalizada. Pero que esté se haya naturalizado, no significa que sea lo correcto. No hay roles, no hay rasgos, somos universales y debemos disfrutar de los mismos derechos.

Con esto en mente, cada vez que escuches a alguien usando lenguaje inclusivo, cada vez que lo leas, en vez de burlarte desde la ignorancia, vas a poder reflexionar sobre la desigualdad de género en la sociedad, que se da no solo en el lenguaje, si no en todos los ámbitos de la vida cotidiana.